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MI COLECCION LE MANS EN SLOT A ESCALA 1:32

domingo, 28 de febrero de 2021

FERRARI 250 GT CALIFORNIA de EVOlution SLOT. Un deportivo, rey de la elegancia.


Ferrari 250 GT LWB California.
#16 Bob Grossman (USA) y Fernand Tavano (F).
Escudería NART (USA).
24 Horas de Le Mans de 1959.
Categoría GT 3000.
5th, 296 vueltas.
S/Ref. de EVOlution SLOT.

Ferrari 250 GT SWB California.
#20 Jo Schlesser (F) y Bill Sturgis (USA).
Escudería NART (USA).
24 Horas de Le Mans de 1960.
Categoría GT 3000.
27th, Ab, 22 horas, 253 vueltas.
S/Ref. de EVOlution SLOT.

Las miniaturas.
En esta entrada os muestro dos Ferrari 250 GT California, dos exclusivos modelos de la marca de resinas EVOlution SLOT, del artesano catalán Toni Ruvira. Nacido en Barcelona y residente en el barri del Poble Sec, a la falda de la entrañable montaña mágica de Montjuïc de Barcelona, sede de innumerables pruebas deportivas del mundo del motor, de las que fue testigo. Desde bien pequeño ya percibió el automovilismo y el motociclismo con los cinco sentidos, el olor a gasolina que en ella se respiraba, así como el ensordecedor ruido de los propulsores de las motos y de los F1.

Autodidacta en el más amplio sentido de la palabra, suele hacer series cortas de miniaturas de slot en resina para los que él denomina “sus amigos”. Y somos sus amigos, aficionados diversos con diferentes gustos automovilísticos los que le “presionamos” para que presente al mercado nuestros coches favoritos: a veces ganan los seguidores del rally, otras vencemos los incondicionales de Le Mans o los amantes de los clásicos, o los porchistas, o los ferraristas, etc… Así es como, con mucho trabajo, pasión y dedicación, se ha forjado un catálogo tremendamente espectacular en el que ha incluido automóviles de casi todas las categorías y décadas posibles.



Cada una de las miniaturas que saca al mercado acarrea un profundo trabajo previo de documentación, pues siempre inicia el proyecto desde cero. La mayoría los empieza modelando artesanalmente un master a base de lima y lija, enmasillando y volviendo a limar y lijar donde su instinto le lleva, hasta que está totalmente convencido de que las formas resultantes son las correctas. En este aspecto es muy estricto; cuántas veces nos enseñó el prototipo que tenía entre manos en su mesa del mercadillo de la Plaza Masadas de Barcelona (antes de trasladar las paradas a la estación de Francia) para pedirnos opinión y aún diciéndole que el trabajo estaba perfecto, le ponía algún pero: que si la caída del morro no es correcta, que si el paso de rueda debe ser más ancho o de líneas más suaves, etc…

En fin, todo un perfeccionista o, como él mismo dice: “me gusta hacer las cosas bien”.

Los kits de EVOlution SLOT incluyen fotograbados, vacuformes, calcas, bandeja de piloto, insertos de las llantas y demás piezas (como los faros) para poder montar completamente la carrocería. La elección del chasis y motor lo deja a gusto del comprador, pues una de las premisas de Toni Ruvira es que cada uno de sus modelos tenga el sello personal del que lo monta; no le interesa que sus miniaturas sean clones entre sí (él es modelista, no vende RTR), sino que disfruta con los acabados que cada uno imprime a sus coches.



Estos kits son ideales para iniciarse en esta modalidad de nuestro hobby: el tipo de resina que utiliza Toni es muy fácil de trabajar y requiere muy poca dedicación antes de darle la primera capa de imprimación. Tengo amigos que compraron un kit de EVOlution SLOT y me explicaron el salto de calidad que encontraron con respecto a otras resinas “artesanales” que corren por el mercado.

El primer California salió al mercado a mediados del 2009 y el segundo en febrero del 2010. No le he consultado, pero creo que ya es imposible encontrarlos a la venta. Como curiosidad destacar que me quedé las versiones road car, para transformarlas en las decoraciones “Le Mans” que me interesaban. Enric y yo encargamos las calcas a nuestro amigo Raúl de Madrid, más conocido en los foros como flamescustom. El coche de color plata quedó 5º en la edición de 1959 con el #16 y el de color blanco abandonó en Le Mans en 1960 con el #20, ambos encuadrados en la escudería NART (North American Racing Team).

Los kits han sido montados por Enric Roca.

Antecedentes del California.
Como los primeros Ferrari 250 GT se vendieron muy bien, la empresa obtuvo de inmediato grandes éxitos comerciales, creciendo sustancialmente. Enzo Ferrari estaba en racha y ya estaba madurando el camino inmediato a seguir. Sus coches fabricados en serie también habían conseguido alzarse con éxitos deportivos, tanto en versiones coupé, spyder o barchetta. Ahora tocaba el turno de dar un paso adelante.

Era el momento idóneo del que sería el primer descapotable fabricado en serie por la marca de il cavallino rampante. Otros vehículos por él concebidos estaban pensados para la competición, pero ahora se había planteado una idea totalmente diferente, un automóvil de gama alta repleto de comodidades, un coche de carretera de gran lujo dirigido a un público de alto poder adquisitivo: había nacido el Ferrari 250 GT Cabriolet.



Presentado en el Salón de Frankfurt en julio de 1957, su rasgo más característico era el rebaje de la línea de cintura a la altura de las portezuelas, al estilo de los coches antiguos, como si se quisiera dejar espacio al codo del conductor. Los faros estaban por encima de los aletines, por encima de los parachoques y carenados para favorecer la aerodinámica. Los dos paragolpes delanteros flanqueaban una dimensionada calandra con los faros de largo alcance incorporados. La carrocería terminaba en unos exagerados aletines traseros, al más puro estilo americano.

Evolución para EEUU.
Pero el mercado norteamericano demandaba coches de líneas deportivas, elegantes y agresivas al mismo tiempo. El distribuidor de Ferrari en la Costa Oeste, John von Neumann, a pesar de que vendía los 250 GT Cabriolet, soñaba con un coche de capota plegable con el que ocasionalmente se pudiera participar en carreras. O dicho de otra manera, su idea era que Ferrari concibiera un spyder de competición con el que también se pudiera circular tranquilamente, incluso por la ciudad. Así es como nacía el California, nombre que evocaba las carreteras de la USA West Coast, con su clima cálido y sus adinerados conductores amantes de los descapotables.

Enzo Ferrari confió el diseño de la carrocería a Pinin Farina; construida por Scaglietti, ambos supieron conferir ese espíritu elegante y deportivo demandado por il commendatore. Observando detenidamente el coche podemos apreciar que el equilibrio de sus volúmenes roza la perfección. En diciembre de 1957 salieron de Maranello las primeras unidades de la línea de montaje, la mayoría destinada a los EEUU donde el importador, Luigi Chinetti, disponía de una larga lista de pedidos.



Este precioso descapotable biplaza iba vestido de serie con carrocería en chapa de acero, siempre fabricada por Scaglietti. En su interior rugía en posición delantera un V12 a 60º y 3 litros de cilindrada, capaz de entregar 250 CV a 7550 rpm, alcanzando los 252 km/h. No obstante, el cliente podía demandar un aumento de prestaciones con una carrocería en aluminio y una preparación del motor, dos elementos que ya se fabricaban de serie.

En marzo de 1960 se presentó en Ginebra la versión SWB (Short Wheel Base), un chasis corto con el que se consiguió un California más rápido. Gozaba del último V12 llamado 168 F (según denominación de fábrica) que entregaba 280 CV capaz de lanzar al descapotable a unos generosos 268 km/h, gracias en parte al chasis considerablemente más efectivo (menor distancia entre ejes). Hasta el cese de la producción en febrero de 1963, se vendieron 102 unidades, 47 de chasis largo (LWB) y 55 de chasis corto (SWB).



Estrella en las pasarelas...
En realidad, este automóvil era un coche prácticamente de competición, pero su atractiva línea lo convirtió pronto en protagonista de esos concursos de elegancia tan populares en las décadas de los cincuenta y sesenta, años en los que poder admirar de cerca joyas como los Ferrari era todo un lujo. En este sentido, se siguen viendo por los concursos estos maravillosos descapotables, como en el de Peeble Beach, en California, de gran fama internacional. También podemos observar estos espectaculares biplazas en otros certámenes de gran prestigio, especialmente en el de Villa d’Este, en Cernobbio, organizado en el espectacular entorno del lago de Como.

… y también en las carreras.
Cuando Enzo Ferrari y Luigi Chinetti pusieron en marcha el proyecto del 250 GT California, desde el principio quedó claro que tendría que hacer frente a la competencia interna de la berlinetta 250 GT SWB, más precisa, más veloz y más ágil. No obstante, con el California, al ser un automóvil bellísimo y grato de conducir, compitieron innumerables campeones de la época.

Con un California LWB (uno de nuestros dos protagonistas) el francés Fernand Tavano alcanzó la quinta plaza absoluta en las 24 Horas de Le Mans de 1959, formando equipo con el riquísimo americano Bob Grossman. En 1960 participó también en la carrera de resistencia gala un California especial dotado de carrocería de aluminio y chasis corto (nuestro otro protagonista) conducido por Jo Schlesser y William Sturgis.


Como coche de carreras, el Ferrari 250 GT California SWB (el modelo con menor distancia entre ejes) tenía la suficiente calidad como para que el Sports Car Club of America considerara pasarlo de la categoría GT a la de coche deportivo modificado… todo un carácter. 

sábado, 13 de febrero de 2021

FERRARI 250 GTO 64, una chapuza de GMC.


De vez en cuando, en realidad muy de vez en cuando en el mundo del slot, nos encontramos con compras por internet que nos han decepcionado. Es lo que me ha ocurrido con la última adquisición que acabo de hacer, al comprar un coche de slot de resina de un conocido artesano francés, que me ha sido enviado con unos errores del todo inaceptables.

Ferrari 250 GTO 64.
#26 José Rosinski y Ed Hugus.
24 Horas de Le Mans 1964.
GT 2.001-3.000 c.c.
37th Ab, 9 horas, 110/114 vueltas.

Ref. GMC-37, de GMC.
(Devuelto a GMC).

La miniatura.
Adquirí esta pieza con toda la ilusión del mundo. Ya había comprado otros coches a GMC, pero todos en formato de kit para montar. Luego los entregaba a uno de mis colaboradores de confianza, Manel Espallargas o Jordi Sánchez Casas, que los decoraban y montaban perfectamente y el resultado siempre había sido bastante bueno. Esta vez quise comprarlo RTR. Por un lado, por razones de movilidad, pues la pandemia producida por el Covid19 no aconseja desplazarse de un sitio a otro. Por otro lado, tenía la curiosidad de saber la calidad de los coches montados por Dominique Finazzi, el responsable de la marca GMC. Y el resultado ha sido totalmente desolador.

Un artesano que se dedica a estos menesteres profesionalmente y que por este artículo me cobró 125 euros, debería asegurarse de que el producto final reúne ciertas garantías. Y la miniatura que me llegó es, como vulgarmente decimos, un truño o, si lo preferís, una mierda pinchada en un palo. Sí, estoy muy enfadado y se nota, verdad?. Bueno, pues ahí van mis razones para que las valoréis.

Fallo de molde. Para empezar la carrocería es asimétrica. Si miramos el coche desde un plano cenital (foto 1) podemos observar que la banda blanca que cruza el morro del coche tiene una caída de derecha a izquierda y eso quiere decir que el paso de rueda izquierdo (el del piloto) está más retrasado que el derecho. Lo mismo ocurre con los pasos de rueda traseros. Ya de entrada, una carrocería asimétrica y deformada no se puede poner a la venta. Estamos hablando de la referencia GMC-37, no de la GMC-01. Es decir, hace años que esta marca se dedica a comercializar miniaturas en resina.

Foto 1: carrocería asimétrica.

Tratamiento de la resina en bruto. La carrocería salió del molde con picos, agujeros y rebabas. Algunos de ellos no se enmasillaron y hay rebabas y picos sin lijar. En el marco del parabrisas, en el lado superior derecho, hay un pegote de resina (foto 2), seguramente debido a los desperfectos de un molde sobrexplotado. Igualmente ocurre con las imperfecciones de los marcos de las dos ventanillas laterales. Bajo la toma de aire frontal también hay fallos por no haber pasado la lija (foto 3). Y el mismo error en el interior de los pasos de rueda delanteros. Da la sensación de que en GMC se quedaron sin lija.

Foto 2: Pegote de resina en el marco del parabrisas.

Foto 3: sin palabras.

Pintura. En relación al color base, el rojo, hay un exceso de pintura. La capa es tan gruesa que han desaparecido prácticamente las líneas de las puertas y del capó, pues apenas se aprecian (foto 1). Hay fallos de ejecución por todas partes: zonas sin brillo, en la trasera aparece una leve “piel de naranja” (foto 4), incluso manchas. El enmascarado del color blanco se ha hecho mal bajo el frontal. En la trasera la banda, que debería ser de un blanco inmaculado, está manchada totalmente y mal ejecutada (foto 5).

Foto 4: piel de naranja en la trasera.

Foto 5: banda blanca? manchada y mal ejecutada.

Montaje. El vacuforme que simula los cristales está sucio por dentro (foto 6) y mal montado: el parabrisas no está ajustado al techo (foto 7), ni tampoco está bien ajustado el de la ventanilla del lado derecho. El cristal trasero está lleno de adhesivo (foto 8). Como el chasis también está mal ajustado, el eje trasero ha quedado descentrado en relación al paso de rueda (foto 9). Incluso en uno de los laterales la rueda toca a la carrocería (foto 9). El eje delantero no gira debido a que los neumáticos rozan el interior del paso de rueda, dado que tiene un exceso de resina que no se ha eliminado. La bandeja del piloto es demasiado pequeña y no se ajusta al lateral derecho, formándose un hueco entre la bandeja y la carrocería (foto 10). Uno de los fotograbados que simula el cierre del capó está completamente chafado.

Foto 6: vacuforme sucio por dentro.

Foto 7: hueco superior del parabrisas y demás desperfectos.

Foto 8: restos de adhesivo en el cristal trasero.

Foto 9: chasis mal montado, eje trasero descentrado.

Foto 10: la bandeja del piloto es tan pequeña que no ajusta a la carrocería.

Embalaje. El tornillo que hace de soporte del coche arrancó la bandeja de papel de la caja de presentación (foto 11). La solución es tan fácil como colocar por debajo de la bandeja una pieza más resistente, por ejemplo una tira de plástico.

Foto 11: el tornillo arrancó la bandeja.

En resumidas cuentas. El producto final es una auténtica basura, no hay ni un sólo apartado que se salve: ni molde, ni tratamiento de la resina, ni pintura, ni montaje, ni siquiera el embalaje. Y sí, estoy desolado porque era uno de esos coches que van cerrando mi colección, en concreto uno de los dos que me faltaban para completar la mítica saga GT/GTO de Ferrari.

Como no va a entrar en mi vitrina, su hueco lo ocupará, si lo encuentro, el kit que fabricó MRRC / Monogram. Incluso he visto un kit mejorado de Juan Carlos, de Lagartijakit. Está fabricado en plástico, pero en manos de Manel le dará mil vueltas a esta chapuza de GMC. 

El Ferrari 250 GTO 64.
Al no haber logrado homologar el 250 LM en la categoría GT, Enzo Ferrari se vio obligado a modernizar el Ferrari 250 GTO. Su supremacía comienza a verse desafiada por Jaguar y los Cobra de Ford. Para mantener su homologación, la versión 64 debe ser similar a las versiones 62/63. Las únicas modificaciones del chasis aceptadas por la FIA son el aumento de los anchos de vía que se hacen necesarias por el uso de ruedas más anchas.



También se realizaron cambios en el motor, en particular en los carburadores y el escape. Es en la carrocería donde las diferencias son más visibles con un diseño inspirado en el 250 LM. Más baja, más ancha y equipada con un enorme parabrisas muy inclinado, las líneas de la versión 64 son más equilibradas que su antecesora.

Sólo se construyeron tres GTO 64 reales y otros cuatro GTO 62/63 más se convirtieron a la versión 64 en fábrica. El GTO con el chasis nº 5571GT, es fácilmente reconocible ya que es el único que tiene un techo corto con spoiler integrado y un capó cerrado incrustado en el panel del morro del coche. Los otros tienen un techo plano más largo y una entrada de aire en el capó.

Un 6 de febrero de 1964 salía de los talleres de Maranello. El destinatario del peculiar prototipo era Luigi Chinetti, el importador de Ferrari en los Estados Unidos. Tan sólo diez días después, en su primera salida, fue inscrito por la NART en los 2.000 km de Daytona, pilotado por Pedro Rodríguez y Phil Hill, consiguiendo la victoria. Con los mismos pilotos venció en la categoría GT de las 12 horas de Sebring.

El GTO 64 en Le Mans.
Para las 24 Horas de Le Mans el 5571GT se inscribe en esta edición con el dorsal #26. Su pilotaje se confía a la pareja franco-estadounidense formado por José Rosinski y Ed Hugus, que pilotaban para la North American Racing Team (NART). Calificado en 25ª posición con un tiempo de 4'14"100, era el más lento de los cuatro GTO participantes.



Al finalizar el primer cuarto de carrera, gracias a una regularidad constante, circulaba en una excelente 14ª posición. En mitad de la noche, después de haber ganado otro puesto más, y al pasar por delante de los boxes, Hugus rompió un cardán del eje de transmisión. El mismo árbol de transmisión se estrelló contra el suelo y la cubierta trasera literalmente explotó, arrojando fragmentos por toda la pista. Los pedazos de metal levantados por el paso de otro automóvil dañaron al Jaguar E Lightweight #16 y lesionó a un mecánico. El Aston Martin #18 de Michael Salmon y Peter Sutcliffe también reventó un neumático mientras pasaba por encima de los restos del accidente.

Los otros tres Ferrari GTO terminaron la carrera de manera brillante en los lugares 5º, 6º y 9º. Fantásticos resultados, aunque no lograron su objetivo, encumbrar al Cobra # 5 de Dan Gurney y Bob Bondurant, que con su 4º lugar en la general se llevarían la victoria en la categoría GT.

domingo, 7 de febrero de 2021

SPARKY, el Panoz Esperante Hybrid, de Fly Car Models.


Panoz Esperante GTR-1 Q9 Hybrid.
#46 James Weaver (GB) y Perry McCarthy (GB).
Panoz Motor Sports Inc. (USA).
24 Horas de Le Mans 1998.
DNS (Did Not Start).

Ref. A65 de Fly Car Models.
(Colección Mulsanne Stone).

La miniatura.
La desaparecida marca Fly Car Models editó a escala 1/32 el Panoz Esperante GTR-1 Q9 Hybrid que participó en los entrenamientos de preclasificación de las 24 Horas de Le Mans de 1998. Es la ref. A65 del extensísimo catálogo que la firma madrileña dedicó al mundo de las carreras de resistencia y en especial a la mítica prueba gala.



La miniatura se fabricó en plástico de alta calidad. La carrocería es una maravilla, impecablemente pintada con el complicado tono de color muy similar al del coche original. La decoración en tampografía superaba con éxito los estándares a los que estábamos acostumbrados en esos años (finales de los 90) con Scalextric, Ninco y otras marcas del momento. Además, aberturas troqueladas, piloto de cuerpo entero, interior bien acabado y multitud de detalles varios tan bien ejecutados, que hasta daba apuro poner el coche en pista. 



Técnicamente Fly se avanzó a la época, innovando con nuevas soluciones y utilizando antiguos conceptos olvidados en el slot de esa época. Como en el coche real: motor delantero y tracción trasera. Efectivamente, basta con comprobar la disposición del motor en la miniatura, en la parte delantera, un Mabuchi bastante potente que, gracias a la longitud del eje de salida, lograba que el piñón atacara sobre la corona del tren posterior. Un muelle se encargaba de que el ajuste fuera perfecto.


El resto de aportaciones mecánicas que se aplicaron en este modelo también las habíamos visto en la primera referencia de Fly, el Dodge Viper GTS-R: tren delantero partido en dos (semiejes), llantas BBS muy reales, neumáticos de goma de gran calidad (slicks con gran adherencia) y tampografiados (en el Panoz, Pilot de Michelin) y el imán de neodimio que dejaba el coche pegado a la pista. En resumen, una delicia.

Llanta BBS calzada con neumático Pilot SX de Michelin. 

Grandes turismos Panoz.
Panoz, la marca estadounidense de automóviles deportivos, fue fundada en 1989 por Don Panoz y su hijo Dan. Don Panoz había hecho una fortuna como inventor del parche de nicotina, pero tenía una fascinación aún mayor por los deportes del motor. En 1997, la compañía homologó el peculiar Esperante GTR-1 con motor Ford V8 de 6.0 litros. El automóvil era singular en el sentido de que era el único inscrito en la categoría GT1 especialmente diseñado con su motor ubicado en la parte delantera, en lugar de los diseños de motor central del 911 GT1 de Porsche y del CLK GTR de Mercedes.

En 1998, el Panoz Esperante GTR-1 se había convertido en un competidor serio contra sus máximos oponentes, superando en numerosas ocasiones a sus rivales. El auto dominó por completo la serie estadounidense IMSA de ese año, ganando 7 de las 8 rondas y asegurando ambos títulos.

Aproximadamente al mismo tiempo, se comenzó a trabajar en un nuevo concepto innovador. Panoz no había tenido éxito en las 24 Horas de Le Mans, y sus tres autos no terminaron en 1997. Para obtener una ventaja sobre la competencia, la compañía ideó un concepto radicalmente nuevo.

Foto de John Brooks en LM97.

Dos de los tres autos que abandonaron en LM97, inscritos por David Price Racing y Société DAMS.

Nacimiento del tipo híbrido.
En un acuerdo con Zytec, la firma británica de ingeniería de carreras, Panoz decidió convertir el GTR-1 en un vehículo híbrido. La idea era agregar un motor eléctrico auxiliar de 150 CV al tren motriz que ayudara en aceleración al V8 de 600 CV. En teoría, esto significaba que se requería menos esfuerzo del motor de gasolina, lo que redundaba en una menor cantidad de combustible necesaria para impulsar el automóvil.

La disminución del consumo de combustible daría lugar a menos paradas y períodos más largos en pista, lo que permitiría al coche acumular más vueltas y permanecer en el circuito mientras los competidores estuvieran repostando en boxes. Para ayudar aún más al automóvil, Zytek y Panoz diseñaron un sistema de frenado regenerativo. Esta solución precoz tipo KERS almacenaba la energía que de otro modo se desperdiciaría durante el frenado, lo que garantizaba una mayor duración de la batería.


Presentados los planes para este prototipo innovador, Reynard, especialista en chasis de competición, comenzó la construcción del automóvil. Una vez terminado, la carrocería se decoró en un llamativo color púrpura medianoche con relámpagos amarillos brillantes, a modo de homenaje a su condición de híbrido. Se le conoció oficialmente como Q9 Hybrid, pero se le apodó "Sparky". El equipo de David Price Racing recibió el auto y comenzó una serie de pruebas exhaustivas.

El Q9 Hybrid en Le Mans.
Después de realizar la mayor parte de las pruebas de la temporada 1998 y perfeccionar el coche, David Price Racing lo inscribió en la Sesión de Precalificación para las 24 Horas de Le Mans de 1998. Esta sesión se realizaba tradicionalmente un mes antes del evento real para eliminar los autos demasiado lentos para correr en la carrera.

Los Esperante GTR-1 de fábrica también estuvieron presentes, lo que hizo que Panoz estuviera ansioso por comparar el Q9 Hybrid con los GTR-1 de competición. Los pilotos escogidos para participar en los entrenamientos previos fueron el francés Eric Bernard para el coche con el dorsal #44, el australiano David Brabham y el británico Andy Wallace para el #45. Los británicos James Weaver y Perry McCarthy (Johnny O'Connell nunca lo condujo) se encargaron de poner a prueba a Sparky, el Q9 Hybrid.


Los GTR-1 mostraron un buen ritmo al ubicarse en el 12º y 13º puesto en la general tras los GT1 de Toyota, Porsche y Mercedes. Lamentablemente, el Q9 Hybrid no pudo seguir el ritmo. El peso adicional del motor eléctrico y su gran paquete de baterías penalizó gravemente las prestaciones del coche. El GTR-1 original sólo pesaba alrededor de 890 kg frente a los 1.100 kg del híbrido.

Un decepcionante 31º puesto en la clasificación fue todo lo que pudo lograr. El ritmo mediocre del nuevo automóvil híbrido llevó a Panoz a reconsiderar su viabilidad. Después de algunas deliberaciones, los planes de competir con el coche en Le Mans fueron archivados.

Foto de autor desconocido

Foto de Jules Spitz

Final del proyecto Sparky.
Sin embargo, Panoz no quería desperdiciar el costoso programa de desarrollo del Q9 Hybrid. Evitando las series europeas, la compañía decidió inscribir al automóvil en el primer Petit Le Mans celebrado en Road Atlanta, una pista que Don Panoz poseía. Los pilotos de Sparky esta vez fueron John Nielsen, Doc Bundy y Christophe Tinseau.

El trío llevó el auto a un 11º lugar más que honorable en una parrilla de 29 coches, mostrando buenos augurios de cara a la prueba. Tras una carrera en gran parte sin incidentes, el coche obtuvo un 12º puesto en su primera salida en competición. El GTR-1 de Scott Pruett, Eric Bernard, Andy Wallace y David Brabham terminó no muy lejos, en el 8º lugar. Lamentablemente, Sparky nunca volvió a correr.

El Panoz Esperante GTR-1 Q9 Hybrid estaba simplemente demasiado adelantado a su tiempo. La tecnología de la batería no había mejorado hasta el punto que el coche pudiera funcionar sin verse afectado por una desventaja de peso significativa. El ritmo decepcionante que provocaba este inconveniente aseguró que el coche nunca volvería a correr. La tecnología híbrida no volvería a tomarse en serio en las carreras de resistencia hasta una década después.


Bibliografía:
Coches de slot, 5 años prodigiosos de Javier Ribalta.
Panoz Esperante Hybrid de Dylan Smith para Random Acces Motorsport.