My Chemical Romance – The Black Parade.
Formato: Vinyl, LP, Single Sided, Etched, All Media, Album, Reissue.
Edición: 8 febrero 2015 - Europe.
Sello: Mercury - 6748713.
Género: Rock.
Estilo: Emo, Pop Punk, Alternative Rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).
Hay discos que cuentan historias y hay discos que se convierten en historias. The Black Parade, el tercer álbum de My Chemical Romance, lanzado en 2006, no es simplemente una colección de canciones: es una ópera punk, un manifiesto emocional disfrazado de funeral. Suena como Queen con rabia adolescente, como Bowie reencontrándose con el nihilismo, como si Pink Floyd se hubiera metido en una chaqueta militar rota y maquillaje corrido. Un viaje tan teatral como sincero, tan ruidoso como vulnerable.
Tras el éxito de Three Cheers for Sweet Revenge en 2004, la banda liderada por Gerard Way no quería grabar simplemente otro disco punk. Querían una declaración. The Black Parade nació del caos personal, del agotamiento de las giras, del alcoholismo de Way y de su búsqueda desesperada por transformar la oscuridad en arte. Producido por Rob Cavallo (Green Day, Goo Goo Dolls), el disco fue grabado en los estudios El Dorado de Los Ángeles, entre ruinas emocionales y una ambición sonora que desbordaba los límites del género emo.
El álbum gira en torno a "The Patient", un personaje ficticio que muere de cáncer y cuyo paso al más allá es narrado como una macabra parada militar. Cada canción representa una etapa en su viaje emocional: negación, ira, aceptación, rebeldía. Es un homenaje a los discos conceptuales de los 70, pero repleto de guitarrazos, dolor existencial y una estética visual de carnaval siniestro. "When I was a young boy..." se convirtió en un grito generacional.
Musicalmente, The Black Parade es una amalgama de estilos: punk emocional, glam rock, hard rock, rock sinfónico, incluso cabaret. Las guitarras distorsionadas con fuzz (ese efecto saturado y sucio que suena como una radio encendida en medio de una tormenta) le dan una textura rugosa, intensa, a veces abrasiva. Las baterías marciales y las voces desgarradas crean una atmósfera teatral y a la vez profundamente honesta. Hay referencias evidentes a Queen (Welcome to the Black Parade), a The Wall de Pink Floyd (Sleep), a David Bowie (Mama), y también a los himnos emocore que ellos mismos ayudaron a popularizar.
My Chemical Romance nació en Nueva Jersey en 2001 y se componía, en su formación clásica, de Gerard Way (voz), Ray Toro (guitarra solista), Mikey Way (bajo), Frank Iero (guitarra rítmica) y Bob Bryar (batería). En este disco, cada miembro brilla: Ray Toro despliega solos melódicos e incendiarios, Iero aporta la base punk cruda, y Gerard ofrece su mejor interpretación vocal hasta la fecha, a medio camino entre Freddie Mercury y un adolescente gritando desde su habitación oscura.
The End. abre el álbum como una bienvenida fúnebre y teatral al universo del paciente. Dead! lanza un riff explosivo y un sarcasmo negro que convierte la muerte en fiesta. This Is How I Disappear es una avalancha de guitarras demoledoras que explora la pérdida del yo. En The Sharpest Lives, la autodestrucción se convierte en una danza frenética. Y entonces llega Welcome to the Black Parade, un himno generacional que arranca con piano triste y explota en un desfile de redención.
La siguiente secuencia muestra la amplitud emocional del disco. I Don't Love You es una balada amarga sobre la desconexión afectiva. House of Wolves se lanza con groove diabólico y swing infernal. Cancer, en cambio, es puro minimalismo emocional: piano, voz y verdad cruda. Mama se convierte en un cabaret infernal, con Liza Minnelli como invitada espectral. Sleep construye una atmósfera asfixiante con grabaciones de pesadillas reales. Teenagers satiriza con humor oscuro la paranoia adulta con aroma a rock clásico. Disenchanted es un suspiro de desencanto ante la fama y el vacío. Y Famous Last Words cierra el disco con potencia, rabia y una luz de esperanza: sobrevivir, a veces, es el mayor acto de rebeldía.
The Black Parade fue un éxito comercial y crítico. Alcanzó el n.º 2 en Estados Unidos y el n.º 1 en Reino Unido. Más allá de cifras, se convirtió en un refugio emocional para toda una generación de adolescentes marcados por la ansiedad, la soledad y la necesidad de pertenencia. Influenció a bandas como Panic! At the Disco, Twenty One Pilots o incluso artistas de pop alternativo como Halsey. Hoy es visto como el último gran álbum conceptual del rock mainstream: My Chemical Romance consiguió colar un álbum oscuro, teatral y complejo en el corazón del público masivo.
Tras este disco, MCR lanzó Danger Days en 2010, un álbum más colorido y distópico, pero que no tuvo el mismo impacto emocional. Se separaron en 2013, dejando un hueco en el corazón de muchos fans. Su reunión en 2019 fue celebrada como el regreso de unos héroes caídos. Desde entonces, viven en un limbo creativo donde cada aparición en vivo es un acto de culto.
The Black Parade es un disco sobre la muerte, pero también sobre el valor de vivir con todas sus cicatrices. Un desfile de fantasmas que nos recuerda que el arte puede salvarnos del abismo. Y que, como canta Gerard Way al final: "I am not afraid to keep on living" (No tengo miedo de seguir viviendo).
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