Blue Cheer – Vincebus Eruptum.
Formato: Vinyl, LP, Album, Reissue, Stereo.
Edición: 1979 – Netherlands.
Sello: Philipps - 6336 281 – Serie Pop Legends.
Género: Rock.
Estilo: hard rock, heavy metal, psychedelic rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).
En enero de 1968, cuando el mundo todavía estaba embelesado por la psicodelia colorida de la Costa Oeste y los grupos californianos dibujaban paisajes sonoros con delicadas notas de guitarra que evocaban espiritualidad, introspección y un idealismo casi oriental, un trío de San Francisco decidió pisar el acelerador y hacer temblar los amplificadores.
Así nació Vincebus Eruptum, el álbum debut de Blue Cheer, una obra ruidosa, visceral y absolutamente pionera, que muchos consideran la piedra angular del hard rock, el heavy metal e incluso el stoner rock. Si Jimi Hendrix tocaba con fuego, Blue Cheer lo hacía con dinamita.
Blue Cheer era originalmente una formación más numerosa, pero para Vincebus Eruptum se consolidó como un poderoso trío de alto voltaje, los artífices del caos eléctrico. Dickie Peterson, fundador del grupo y fuerza motriz, tocaba el bajo y era la voz principal. A la guitarra se encontraba Leigh Stephens, famoso por su distorsión áspera y agresiva. Y el que le daba una pegada salvaje a la batería complementando la intensidad del grupo era Paul Whaley.
Juntos eran el equivalente sónico a una apisonadora desbocada. Inspirados por el blues, el garage y la psicodelia más cruda, estos tres músicos no se andaban con florituras: su objetivo era sonar lo más alto y potente posible. Y lo lograron.
El disco está compuesto por seis temas que marcaron una era; apenas dura 33 minutos, pero cada segundo cuenta. Vincebus Eruptum combina versiones de clásicos del rock y del blues con temas originales que demuestran que Blue Cheer no tenía nada que envidiar a nadie en términos de intensidad.
Lista de canciones.
Cara 1.
1. “Summertime blues”, un clásico de Eddie Cochran, alcanzó el número 14 en las listas de Billboard.
2. “Rock me baby”, de B.B. King, fue destrozado a base de distorsión y golpes de batería.
3. “Doctor Please”, un tema propio, con un riff hipnótico y un Peterson clamando ayuda, probablemente bajo el efecto de ácido.
Cara 2.
1. “Out of focus”, otro original de Peterson, mezcla de blues ácido y rabia juvenil.
2. “Parchment farm”, de Mose T. Allison, fue convertida en una locomotora de distorsión rugosa y ritmo incontrolable.
3. “Second time around”, también de Dicky Peterson, cierra el disco a lo grande con una tormenta sonora de casi siete minutos.
El estilo es una mezcla entre hard rock, proto-metal y acid rock, con raíces en el blues más sucio. La distorsión es tan densa que casi se puede cortar con un cuchillo, y la producción deliberadamente ruda del álbum lo convierte en un trabajo adelantado a su tiempo.
El título es un enigma latinizante sin traducción clara. Se puede interpretar libremente como “el estallido del poder eléctrico” o “la explosión del rugido”, lo cual encaja perfectamente con el sonido que contiene. Suena místico y apocalíptico, como si anticipara la irrupción de algo fuera de control. Y eso era, precisamente, Blue Cheer.
Después del éxito inicial, Blue Cheer publicó otros álbumes, como Outsideinside (1968) o New Improved (1969), pero jamás repitió el impacto de Vincebus Eruptum. Leigh Stephens abandonó la banda tras el segundo disco, y el grupo pasó por múltiples formaciones a lo largo de los años. Dickie Peterson fue el único miembro constante hasta su muerte en 2009, y Blue Cheer siguió en activo de forma intermitente hasta poco antes. Su legado quedó grabado para siempre en la historia del rock.
Blue Cheer fue influencia directa o indirecta para innumerables bandas de hard rock, heavy y stoner. Lemmy Kilmister (Motörhead) los consideraba como uno de los primeros grupos realmente "duros". Kurt Cobain incluyó este álbum entre sus discos favoritos. Henry Rollins citó el debut de Blue Cheer como uno de los álbumes más importantes de su vida. Incluso bandas como Deep Purple y Black Sabbath, los pilares del heavy metal, tomaron nota de la fuerza bruta y del tono guitarrero que Blue Cheer introdujo en el circuito.
Vincebus Eruptum no fue un álbum de masas, pero sí un disco de culto. Hoy se le reconoce como uno de los primeros discos heavy de la historia, quizá el primero si se atiende al sonido más que al contexto. Su crudeza sigue impactando más de medio siglo después de su publicación. No es un álbum “bonito”, ni limpio, ni accesible: es una descarga primitiva, distorsionada y sincera de energía pura. Es el rugido de una Harley en la cara de la psicodelia flower power. Es el álbum que prendió la mecha del hard rock pesado antes de que nadie supiera que eso existía.
Blue Cheer y su Vincebus Eruptum son como un relámpago atrapado en un vinilo. Quizás no obtuvieron el reconocimiento que merecían en su momento, pero sin ellos, el heavy metal o el grunge podrían no haber sonado jamás como lo hicieron. Si te gusta el rock que se sale de las casillas, este disco no solo merece una escucha: merece que subas el volumen al máximo… y reces por tus altavoces.
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