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viernes, 21 de noviembre de 2014

FORD TORINO: "No vinimos para hacer un buen resultado"



FORD TORINO: “No vinimos para hacer un buen resultado”

Este automóvil puramente Nascar pilotado por Richard Brooks (USA), Dick Hutcherson (USA) y Marcel Mignot (FRA) adoptó pequeñas modificaciones para asumir las 24 Horas de Le Mans de 1976; y por esta equivocada decisión sufrió lo suyo en carrera. Dotado de un V8 de 7 litros alimentado por carburadores Holley, portaba una caja de cambios de la propia Ford de cuatro marchas. Expresamente para la carrera gala se montaron un depósito de 120 litros de capacidad y unos frenos de disco sobredimensionados acordes con el peso del vehículo. Era lo mínimo que se podía hacer para intentar parar los 1700 kg de la bestia. Calzado con neumáticos Goodyear, el Torino podía vanagloriarse de ser el coche de mayor cilindrada en la salida y el más pesado.

Calificado en última posición, o mejor dicho, repescado en última posición (pues no entró en los límites de la calificación) tuvo un inicio de carrera apacible, pero se negó a arrancar tras su primera parada para repostar. Se le cambió el motor de arranque y partió de nuevo. Ocupaba la 36ª plaza a las 19 horas, momento en el que se cambió la junta de la culata debido a una fuga de aceite. Se perdieron 45 minutos en boxes. Finalmente la rotura de la caja de cambios provocó el abandono antes de las dos de la mañana, mientras transitaba en la 34ª plaza. El Ford Torino acreditó una velocidad punta de 303 km/h enla recta de les Hunaudières.



Marcel Mignot, uno de los tres pilotos de la tripulación del Torino, era monitor en la escuela de pilotos de Le Mans y conductor del safety-car cuando se disputaban las 24 Horas. Así mismo, participó en diez ocasiones en la prueba de resistencia gala. No le sorprendió que su presencia al volante del Ford Torino no le ofreciera garantías de obtener un buen resultado´:

Era un equipo típicamente americano que descubrían por primera vez el automovilismo deportivo europeo y estaban un poco sorprendidos. Para ellos esto representaba un desafío más de la Nascar; apenas habían hecho nada para adaptar el coche a un circuito rutero como el de Le Mans. Llevaba las puertas soldadas y la típica red de protección en el lugar del cristal de la ventanilla como un verdadero Nascar. Se habían contentado con adaptar las relaciones del cambio a la larga recta de les Hunaudières y de reforzar el sistema de frenado, pero se olvidaron de adaptar la amortiguación para mejorar la estabilidad en curvas. No era malo del todo, pero no era excepcional. Sobre todo tenía muchos caballos y un buen par de potencia. En Mulsanne no se podía apurar la frenada, pues era bastante insegura a pesar de llevar unos buenos frenos de disco. Pero lo más delicado del conjunto era la transmisión (la caja de cambios se sobrecalentaba) y sucumbió en la carrera. A pesar de todo fue un buen recuerdo, pues no vinimos para hacer un buen resultado”.



La miniatura.
Este coche de Superslot no es una reproducción “pata negra” ni tan siquiera una obra de arte como algunas de las resinas que colecciono; es un juguete de plástico que incluso se desenvuelve fatal en nuestros circuitos de slot. Pero para mí tiene su lado atractivo: un muscle car típicamente americano participando en la mejor carrera de resistencia del mundo sin apenas modificaciones. Además, la combinación de las pequeñas pegatinas de las marcas que patrocinaban al equipo con el anagrama del sponsor principal, la tipología de letra del dorsal, los metalizados (incluyendo la llamativas llantas), la bandera yanqui y el surtido de colores con que está pintada la carrocería, acabaron por enamorarme.



Miniatura fabricada en plástico por Superslot que representa al Ford Torino que abandonó en la 24 Horas de Le Mans de 1976; a su lado Henri, de LMM (Colección Mulsanne Stone).

Traducción y adaptación del libro Ford au Mans de François Hurel.


domingo, 2 de noviembre de 2014

FERRARI 312 P Coupé Le Mans 1969.



Totalmente opuesto a la restricción de cilindrada impuesta por la CSI (Commission Sportive Internationale) al finalizar las 24 Horas de Le Mans de 1967, Enzo Ferrari anunció que no disputaría la siguiente edición. En efecto, los Sport-Prototipos por normativa pasaban a estar limitados a 3000 cm3, pero los coches de Sport construidos en una serie de 50 ejemplares podrían alcanzar los 5000 cm3. Para 1968 Enzo mantuvo su amenaza de boicot y una vez más demostró su firmeza. Ciertamente, no sólo mantuvo la palabra, sino que la sucesión de acontecimientos le dieron la razón.

Enzo Ferrari declaró en la revista mensual Virage Auto: “He sufrido una grave injuria moral. No nos presentaremos este año. Disponemos de un motor de 3 litros y nuestra experiencia nos permitiría construir un Prototipo pero, si no nos dejan la posibilidad de luchar por la victoria, entonces ¿para qué ir? Un coche de Sport de 5 litros no deja ninguna oportunidad a los demás, y este coche existe: el Mirage. Como sabéis, el Mirage es un GT40 transformado y basta con que Ford se lo pida a John Wyer para que en algunas semanas tengan 50 ejemplares. Estoy convencido que un Prototipo de 3 litros no puede ganar en Le Mans este año y es por ello que no participaremos. Es inadmisible que no se haya dado a los constructores un preaviso suficiente y ajustado a las reglas”.



El resultado del Campeonato del Mundo así como el de las 24 Horas de Le Mans confirmaron la precisión de sus pronósticos. Con esta victoria moral, il Commendatore pudo volver a las carreras de resistencia con la cabeza bien alta. Para 1969 se anunciaron modificaciones técnicas más favorables para los Prototipos, siendo posible diseñar coches más ligeros y más funcionales, sin hablar de una mayor concesión a la libertad aerodinámica.

Para Ferrari la temporada 1969 comenzó oficialmente el 14 de diciembre de 1968 en los salones del Hotel Real Fini de Módena. Restableciendo una tradición interrumpida en los dos últimos años, il Commendatore invitó a sus amigos periodistas a una conferencia de prensa y les reservó una bonita sorpresa: acabado esa misma noche, pudieron admirar el precioso 312 P Spyder incluso antes de que pisara la pista. De una gran pureza de líneas, este coche inspirado en el 612 Can-Am no tenía nada que ver con los Prototipos predecesores de la marca, al menos en su aspecto.



Tras el triunfo de Lola en Daytona y de Ford en Sebring, las cinco victorias seguidas de los Porsche alemanes en el mundial de resistencia (Sebring, Brands Hatch, Monza, Targa Florio y Spa) fueron un significativo toque de atención a Ferrari si quería conseguir salir victorioso en La Sarthe. A finales de mayo, en la firma transalpina comenzaron a hacer las pruebas de una carrocería cerrada para el 312 P en vistas a las 24 Horas de Le Mans, con el fin de ganar velocidad punta sobre todo aprovechable en la interminable recta de Les Hunaudières.

24 Horas de Le Mans. Una sorpresa aguardó a los observadores el miércoles por la mañana en la zona del pesage, pues dos Ferrari 312 P se presentaron equipados con una nueva y magnífica carrocería coupé, cuya luneta trasera estaba formada por persianillas pintadas en negro mate que permitían evacuar el aire caliente. A pesar del techo, los 312 P no eran más pesados que los Matra spyder, pero estaban lejos de los Porsche 908 que en versión coupé pesaban 120 kg menos.


El chasis 0870 que equipaba el Ferrari 312 P #18 de Pedro Rodríguez y David Piper se distinguía del 0868 de Chris Amon y Peter Schetty por su suspensión delantera provista de un dispositivo que favorecía la frenada con lluvia. Autor de un modesto 3’41”6 en la primera sesión de entrenamientos, Pedro Rodríguez realizó el mejor tiempo de los Ferrari en la segunda sesión con un 3’35”5, calificando en 5ª posición de la general.

Los dos prototipos italianos tomaron la salida rezagados porque tardaron demasiado en arrancar sus V12. Este contratiempo le costó muy caro a Chris Amon. Transcurría la primera vuelta cuando, en plena remontada, se encontró con el accidente mortal del Porsche de John Woolfe. Éste había perdido el control de su 917 al pisar la hierba en les Esses de Maison-Blanche y chocó contra el talud de tierra que protegía a los espectadores. El coche literalmente explotó y se convirtió en una bola de fuego que se quedó en medio de la pista. El 312 P de Amon lo atravesó, incendiándose a su vez. Chris escapó del fuego por los pelos.



Transcurrida una hora de carrera, Pedro Rodríguez marchaba en 14ª posición, retrasado por el fatal accidente; 10º en la segunda hora, 9º en la tercera y 6º transcurridas tres horas y media, el 312 P no cesaba de ganar plazas en la clasificación. Fue entonces cuando la caja de cambios empezó a hacer de las suyas y, aunque los mecánicos trabajaron a toda prisa, se perdieron 19’ en boxes.

Tras ir en la 13ª posición en la quinta hora, el Ferrari remontó hasta la 9ª plaza en la octava hora, antes de perder, dos horas más tarde, otros 23’ a causa de nuevo de los problemas en la caja de cambios. Volvieron a pista en 11ª posición. Desgraciadamente, cuando despuntaba el día, sobre la 16ª hora de carrera, la caja dijo basta definitivamente, forzando al irreversible abandono.



Con el 312 P Ferrari tenía un arma capaz de volver a llegar a la cumbre y sin embargo fue sacrificado sin haber podido exprimir todo su potencial. La Scuderia se retiró en las dos últimas carreras del Campeonato Internacional de Marcas, abandonando el pódium final a Porsche, Ford y Lola. Los dos 312 P Coupé fueron vendidos a Luigi Chinetti que los hizo debutar en el final de la temporada de la Can-Am, en manos de Pedro Rodríguez y Chris Amon…

Ferrari 312 P Coupé #18, abandonó en Le Mans 1965 por avería en la caja de cambios. Kit bruto en resina de la marca TKP (MMK) pintado y montado por Enric Roca Mata sobre chasis completo del Ferrari 512 de Fly (Colección Mulsanne Stone).

Bibliografía: Ferrari au Mans, Sport & Prtotypes. 1968-1999. François Hurel.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Ferrari, winner Le Mans 63 & 64.



Ferrari 250 P 1st LM63 #21

En las tres últimas ediciones Ferrari se había llevado la victoria en las 24 Horas de Le Mans y era un goloso caramelo para el gigante americano Ford, que quiso comprar la Escudería entera. Pero la oferta fue declinada por Enzo y Ford tuvo que enfrentarse a los italianos con sus propios medios. Empezó por motorizar los A.C. Cobra de Carroll Shelby y Ed Hugus con sendos V8 de 4,7 litros, así como el Lola GT, base de su proyecto inmediato más importante: el futuro GT40.

En los entrenamientos, Ludovico Scarfiotti fue el más rápido de los pilotos que llevaban un Ferrari 250 P, firmando un 3’51”3 el jueves, pero sin poder batir el tiempo realizado por el mexicano Pedro Rodríguez con el prototipo 330 TRI. En esta edición para la formación de la parrilla de salida se tuvieron en cuenta por primera vez los tiempos de los ensayos, por lo que podemos considerar a Pedro Rodríguez el primer “poleman” de esta carrera.



Bandini debutó en la prueba con prudencia y a medida que transcurrían las horas su ascensión en la clasificación parecía imparable: quinto en la primera hora, ganó una plaza en la tercera hora y otra más en la quinta, antes de adelantar al 250 P de Parkes/Maglioli al cumplirse el primer cuarto de la prueba.

Sin sufrir ninguna complicación mecánica, los pilotos transalpinos parecían tener asegurada una bonita segunda plaza. Pero 24 horas horas de competición son muy exigentes y el Ferrari de cabeza, en manos de Willy Maraise, se vió forzado al abandono en las eses de Tertre Rouge a causa de un incendio provocado por un tapón de gasolina no estanco.


Al llevar más de una hora de ventaja respecto a sus perseguidores, Scarfiotti y Bandini ralentizaron el ritmo y aún así lograron llevarse el Índice de Performance. Media hora antes de llegar a la meta, los italianos batieron el record a la distancia, siendo los primeros en franquear los 4500 km a una velocidad media de 190 km/h, con un consumo que no superó los 30 litros a los 100 km.

Ferrari 275 P 1st LM64 #20


Para esta edición Henry Ford había prometido participar con sus prototipos tras la negativa de Enzo Ferrari de venderle la “Societá per Azioni”. Para más información pincha en http://mulsannestone.blogspot.com.es/2011/11/ford-gt40-de-hobby-classic-nacido-para.html

Muchos aficionados y seguidores de la prueba consideran este espectacular duelo de Ford contra Ferrari, que se alargó en sucesivas ediciones, la edad de oro de las 24 Horas de Le Mans. Esta confrontación dio a la carrera gala una repercusión a nivel mundial sin precedentes: 250.000 espectadores se presentaron en las instalaciones del circuito de la Sarthe.

El desafío que Ford lanzó a Ferrari se fraguó este año con el mítico GT40, alineando tres prototipos motorizados con sendos V8. Frente a ellos cuatro prototipos oficiales Ferrari y otros cuatro en manos de “sus” escuderías privadas (NART, Maranello Concessionaires y Equipe Nationale Belge).



Nuestro protagonista, el Ferrari 275 P #20 lo pilotaron el francés Jean Guichet y el italiano Nino Vaccarella. Al primero le faltaba bastante experiencia con este tipo de prototipos, por lo que inició la prueba con cierta dosis de prudencia. En la segunda vuelta pasó en sexta posición y se mantuvo quinto tras una hora de carrera, a rebufo de Phill Hill. Tanto el piloto marsellés como el siciliano “progresaron adecuadamente” en los relevos que se produjeron durante la noche y ya a mitad de carrera se habían instalado definitivamente en la cabeza de la prueba.

El final se lo tomaron con calma, con la tranquilidad que otorga el llevar ocho vueltas de ventaja respecto a su inmediato perseguidor. Jean Guichet franqueaba la meta bajo la bandera ajedrezada orgulloso por la victoria conseguida, inesperada tan sólo 24 horas antes. Además batieron el record a la distancia y se llevaron el Indice de Performance, un éxito total sazonado con la absoluta debacle de los tres Ford GT40.


Ferrari 250 P y 275 P vencedores de las 24 Horas de Le Mans de 1963 y 1964. Pintados y montados por Manel Espallargas. Carrocería MRRC sobre chasis extensible Revell y llantas BRM (Colección Mulsanne Stone).

Bibliografía: Ferrari au Mans, Sport & Prototypes. 1961-1967. François Hurel.

viernes, 10 de octubre de 2014

PORSCHE 911: generaciones 5ª, 6ª y 7ª. Parte 4 de 5.

5ª GENERACIÓN: 996

1997-2001: Porsche 911 (996 I)
El Salón del Automóvil de Frankfurt de 1997 acogió la última versión del 911 aparecida hasta ese momento, denominada 996. Con 185 mm más largo y 30 mm más ancho que su antecesor, esta nueva generación del Porsche 911 proporcionaba un incremento del confort de los pasajeros y del espacio para su equipaje.

El gran cambio se produjo en su motor, pues esta vez el seis cilindros de 3387 c.c. y 24 válvulas pasó a ser el primer 911 refrigerado por agua. Alcanzó una potencia de 300 cv, 15 cv más que el 993, con un par de 350 Nm a 4600 rpm.

En el Salón de Ginebra de 1998 se presentó el descapotable, equipado con un doble arco de seguridad fabricado en acero que permanecía oculto. En el Salón de Paris del mismo año apareció el 4, el de tracción integral efectivamente. De nuevo en Ginebra, al año siguiente, hizo su aparición el GT3 con un motor derivado del GT1 pero sin turbo, aunque una serie de mejoras llevaron la potencia a los 360 cv. El Turbo fue presentado en el Salón de Frankfurt de 1999 equipado con un motor biturbo de 3508 c.c. derivado del vencedor de Le Mans de 1998. La punta de lanza de la serie seguía siendo el GT2 que se presentó en Detroit en enero de 2001 con unas características envidiables: 462 cv y un par de 620 Nm.

Un par de ejemplos del 996 los encontramos en la edición del año 2000 de las 24 Horas de Le Mans. Los españoles Tomás Saldaña y Jesús Díaz de Villaroel y el italiano Giovanni Lavaggi pilotaron un 911 GT3 R del equipo Repsol Racing Engineering. Se vieron apartados de la prueba cuando el deportivo fue víctima de un accidente. Mejor suerte corrió el Porsche 996 inscrito por el Team Taisan Advan pues, tras la descalificación del Porsche de Dick Barbour por llevar un depósito de combustible de tamaño ilegal, acabó venciendo en su categoría y 16ª plaza general.

Porsche 996 GT3 R Ab Le Mans 2000 #72
RTR de Ninco

Porsche 996 GT3 R 16th 1st GT Le Mans 2000 #73
RTR de Ninco

2001-2004: Porsche 911 (996 II)
En el año 2001 apareció una segunda versión del 996. La firma germana decidió atender las peticiones y quejas de los usuarios del 911 debidas sobre todo al gran parecido del 996 con el Boxster. El restyling se centró en los faros delanteros, incorporándose los de la versión Turbo, más eficientes. Las largas horas pasadas en el túnel del viento dieron como resultado unos nuevos faldones delanteros y un paragolpes trasero más profundo.

Se aumentó la cilindrada a 3596 c.c., incrementándose la potencia en 20 cv. Una de las mejoras más espectaculares fue la puesta en funcionamiento del nuevo sistema de distribución VarioCam Plus que ajustaba las válvulas de admisión en dos etapas.

Reapareció la versión Carrera 4S adquiriendo el aspecto del Turbo (salvo algunos detalles). En el Salón de Ginebra de 2003 regresó la variante más deportiva del Carrera, el GT3, que también se había adecuado a los nuevos tiempos: 381 cv escondía bajo el motor.

En otoño de ese mismo año se presentó el GT3 RS con un ahorro de peso de 100 kg respecto a su antecesor y adornado con un enorme logotipo  pintado bajo los flancos laterales, siguiendo el ejemplo de su antepasado el Carrera RS 2.7 de 1972. Ambos son tratados como vehículos de culto y en este caso también viene pintado en exclusiva con el color “blanco Grand Prix”. El interior, a pesar de su austeridad y aparente simplicidad, resulta cómodo, habitable y también muy atractivo a la vista.

Casi al mismo tiempo se pusieron en circulación las versiones descapotables del Carrera 4S y del Turbo. También, a partir de septiembre de 2003, estuvo disponible la versión GT2 que pasó a ser el coche más rápido de todos gracias a los 483 cv que desarrollaba su mecánica biturbo, lanzando el deportivo a 319 km/h. En agosto de 2004 salió a la venta el Turbo S que con sus 450 cv de potencia entró en el selecto club de vehículos capaces de sobrepasar los 300 km/h, 307 para ser exactos.

El 911 (996) con el dorsal #83 inscrito en las 24 Horas de Le Mans de 2001 por la escudería Seikel Motorsport y pilotado por el trio italiano Luca Drudi, Gabrio Rosa y Fabio Babini finalmente superó por un pelo a sus rivales de Freisinger Motorsport. Fue una fascinante batalla entre compañeros de la misma categoria que mantuvo la clase viva, ya que el domingo por la mañana el coche habia obtenido dos vueltas de ventaja, pero las perdió cuando un radiador agujereado le costó una larga parada en boxes. El Porsche de Seikel acabó 6º en la general, igualando de esta forma la posición general más alta lograda por un GT en Le Mans (treinta años atrás, en 1971, el 911 S #63 de los franceses Raymond Touroul y André Anselme finalizaron sextos) un resultado que colocó al 996 GT3 RS 1º de su clase.

Porsche 996 GT3 RS 6th 1st GT Le Mans 2001 #83
RTR de Superslot

Y encontramos más ejemplos de 996 con grandes resultados en esa edición de Le Mans. El inscrito con el dorsal #80 por Larbre Compétition quedó 10º de la general y 4º en GT. El 911 con el dorsal #76 de PK Sport fue 16º y 7º GT. El del dorsal #74 inscrito por el versátil deportista Luc Alphand obtuvo una meritoria 17ª plaza y 8º en su clase GT.

Porsche 996 GT3 RS 10th 4th GT Le Mans 2001 #80
RTR de Proslot

Porsche 996 GT3 RS 16th 7th GT Le Mans 2001 #76
RTR de Proslot

Porsche 996 GT3 RS 17th 8th GT Le Mans 2001 #74
RTR de Proslot

En la edición del año siguiente (2002) el 996 GT3 RS de la escudería Orbit Racing pilotado por los americanos Leo Hindley, Peter Baron y Tony Kester tuvo graves problemas en la transmisión cuando discurrían por la vuelta 165. Desgraciadamente, el abandono del 911 con el dorsal #75 fue irremediable.

Porsche 996 GT3 RS Ab Le Mans 2002 #75
RTR de Superslot

En la edición de 2003 se presentaron ocho 911 GT3 RS que coparon las siete primeras posiciones de la clase LM GT. El único turismo que no finalizó la prueba fue el dorsal #83 de la escudería Seikel Motorsport, decorado con su característico aspecto fashion. Pilotado por Tony Burgess, Andrew Bagnall y David Shep se retiró tras 134 vueltas. David Shep iba al volante cuando se rompió un eje del coche en la recta que une Mulsanne e Indianápolis. La rotura les obligó a abandonar.

Porsche 996 GT3 RS Ab Le Mans 2003 #83
RTR de Superslot
  
6ª GENERACIÓN: 997

Desde 2004: Porsche 911 (997)
A modo de aperitivo, el 16 de julio de 2004 Porsche adelantó 85 unidades de su nuevo modelo de 911, la serie 997, a otros tantos concesionarios alemanes. Habían desaparecido los faros tipo “huevo frito” que tanto criticaron sus detractores y en su lugar se diseñaron unos clásicos faros redondeados situados sobre unas aletas más afinadas. El resto de la carrocería también se había afinado.

Se le dotó de ruedas más grandes, llantas de 19 pulgadas que alojaban neumáticos en medidas 235/35 delante y 295/30 detrás en el Carrera S, mientras que el básico montaba 235/40 y 265/40 respectivamente. Cambios necesarios para responder al poderoso motor de seis cilindros opuestos y 3600 c.c. que era capaz de desarrollar 325 cv y un par máximo de 370 Nm.

El tope de gama, el Carrera S, equipaba un motor de nueva generación de 3824 c.c. que derogaba 355 cv y un par máximo de 400 Nm que lo lanzaban a 288 km/h de velocidad punta. De 0 a 100 km/h en 4.7 segundos y tan sólo necesitaba 16.6 segundos para alcanzar los 200 km/h.

A principios de 2005 en Detroit vieron la luz las versiones descapotables tanto del Carrera como del Carrera S. Ese verano aparecieron el Carrera 4 y el Carrera 4S ambos con tracción a las cuatro ruedas. En el Salón de Ginebra de 2006 se presentó el GT3 de 3600 c.c. con sus 415 cv, un par máximo de 405 Nm y una velocidad punta de 310 km/h. Paralelamente, la sexta generación del Turbo, con tracción a las cuatro ruedas y el apoyo de dos turbocompresores de geometría variable que permitían desarrollar 480 cv y un par de 620 Nm. Y un espartano GT3 RS con 20 kg menos nacía en octubre de 2006. Las versiones Targa con sus espectaculares techos de cristal, sólo están disponibles con tracción cuatro.

Porsche 997 GT3 RSR 18th 6th LM GTE Le Mans 2011 #80
Calcas y pintura de Manel Espallargas sobre base NSR

La escudería Flying Lizard Motorsports el 2011 fue un año muy especial. Era la primera vez que inscribían en Le Mans dos coches, dos magníficos Porsche 911 GT3 RSR, y encargaron al artista americano Troy Lee que realizara una decoración conmemorativa. El diseño de la carrocería rinde homenaje a esta carrera francesa legendaria y a los 28 pilotos que la ganaron al volante de un Porsche, empezando por Hans Hermann y Richard Attwood, que consiguieron la primera victoria de Porsche en 1970 con un 917 K.

Para la escudería Flying Lizard Motorsports recibió una invitación oficial suplementaria gracias al título de pilotos conseguido en las ALMS (American Le Mans Series), disputando las 24 Horas de Le Mans por séptima vez consecutiva. El Porsche con el dorsal #80 fue inscrito en la categoría GTE Pro, pilotado por los alemanes Jörg Bergmeister y Lucas Luhr, acompañados del norteamericano Patrick Long, quedando el 18º en la general y 6º de su categoría, a 2 vueltas del ganador. El Porsche que lucía el dorsal #81 lo hizo, por el contrario, en la categoría GTE Am; a los mandos los estadounidenses Darren Law, Seth Neiman y Spencer Pumpelly. Este coche corrió peor suerte, pues sufrió un accidente sobre las 8 de la mañana del domingo cuando ya llevaba disputadas 211 vueltas y se vio obligado a abandonar.

Porsche 997 GT3 RSR Ac Le Mans 2011 #81
Calcas y pintura de Manel Espallargas sobre base NSR


7ª GENERACIÓN: 991

Desde 2011: Porsche 911 (991)
El nuevo Porsche se presentó en septiembre de 2011 en el Salón de Frankfurt. La distancia entre ejes se aumentó en 10 cm con respecto al modelo anterior, solución adoptada para mejorar la estabilidad del bastidor. La combinación en su fabricación de elementos de acero con otros de aluminio alivió el peso final, reduciéndolo en 45 kg. Los nuevos Carrera y Carrera S emplearon por primera vez asistencia eléctrica en su dirección y con ello permitieron reducir ligeramente las emisiones de CO2 y los consumos. La aerodinámica de la carrocería fue revisada y los retrovisores han vuelto a montarse en la misma puerta en lugar de ir encastrados en el vértice de la ventanilla. El spoiler es extensible y su programación hace variar su elevación en función de la velocidad.

En esta séptima generación del 911 los ingenieros alemanes decidieron bajar el cubicaje del Carrera, comercializándose con motores de 3.4 litros (en lugar de los 3.6 del 997) que suministraban una potencia de 350 cv, permitiéndole acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos utilizando el cambio PDK, o dos décimas menos si incorporaba el paquete opcional Sport Plus. El Carrera S  por su parte se construyó con un propulsor de 3.8 litros que le permite extraer 400 cv de potencia, pudiendo acelerar en 4,3 segundos también con la caja PDK o 4,1 segundos con el botón Sport Plus. Además, los modelos que equipan la caja PDK incorporan el nuevo sistema “navegación a vela” que en los descensos desacopla la transmisión cuando se suelta el acelerador, reduciéndose también emisiones y consumo.

Unos meses después de la presentación del 991, en enero de 2012 aparecieron en el Salón de Detroit la versión Cabrio del Carrera y del Carrera S con idénticas especificaciones que sus homónimos Coupé. Dotados de capotas de lona, la característica más relevante es que conservan la misma línea de la carrocería que la versión con techo, cosa que no ocurría con ningún Cabrio anterior.

En verano del 2012 llegaron las versiones integrales, el Carrera 4 y el Carrera 4S, complementando la gama inicial. En el Salón de Ginebra de 2013 Porsche anunció el lanzamiento al mercado del Porsche 911 GT3, dotado de un motor boxer de 3.8 litros que exprimiéndolo a tope llega hasta los 475 cv de potencia. Además incorpora por primera vez la caja de cambios PDK de siete velocidades.

En el Salón de Frankfurt se presentó la séptima generación del 911 Turbo, que es sencillamente sublime: tracción integral a las cuatro ruedas, sistema Launch Control (para realizar salidas tipo gran premio), caja de cambios PDK, dirección trasera (máximo de 1,5º), neumáticos traseros 350/30 ZR de 20 pulgadas, aerodinámica activa… Los 520 cv de potencia (560 cv en la versión Turbo S) lo lleva a obtener unas prestaciones de ensueño: de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, de 0 a 200 en 11,1 segundos y una velocidad punta de 315 km/h. Y la producción del 911 todavía no ha acabado…

Próximamente publicaremos la última parte de este artículo que conmemora el 50 aniversario del “nueveonce”. Esa quinta parte creemos que debe ir íntegramente dedicada al Porsche 911 GT1. Su impresionante versión de calle, la de carreras y las dos evoluciones posteriores que sufrió este vehículo destinado a la competición merecen ser repasadas en un solo capítulo. Son apenas tres años de historia, de 1996 a 1998, pero una historia plagada de triunfos, sometiendo sin piedad a sus rivales e incluso a contrincantes de superior categoría

Fotos: Enric Roca y Álex Aguilar
Colección Mulsanne Stone

viernes, 1 de agosto de 2014

Alfa Romeo 8C winner Le Mans 1933


Tazio Nuvolari y Raymond Sommer eran dos campeones astutos en la pista, con experiencia en las carreras y capaces de llegar al límite de sus fuerzas, una energía que otros pilotos no eran capaces de desplegar. Con la victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1933 además demostraron tener un espíritu particularmente ingenioso.

Los dos bravos pilotos corrían cada uno por su cuenta, pero ese año decidieron participar en el mismo equipo. Unidos formaron un conjunto homogéneo y rápido. Ambos tenían un palmarés impresionante. Sommer era campeón y especialista en carreras de resistencia, pero eso no le impedía ganar algunas pruebas de velocidad. Nuvolari era “el campeonissimo”, el piloto más fogoso, audaz y atrevido de todos los conductores europeos. Ferdinand Porsche le llamaba “el más grande corredor de ayer, hoy y mañana”.


Ambos se subieron a un Alfa Romeo 8C y se convirtieron, sin ningún género de duda, en los favoritos para ganar el Grand Prix d’Endurance. Nuvolari era la liebre, el cazador del record por vuelta; Sommer hacía el trabajo sucio, mantener la regularidad necesaria totalizando las horas y los kilómetros a la media calculada, siguiendo la pizarra que le enseñaban desde boxes.

Tras la salida, el equipo cogió cierta ventaja y los casi cien mil espectadores que se dieron cita en el circuito de La Sarthe tuvieron la impresión de que a Nuvolari y Sommer el triunfo no se les podía escapar. No obstante, en carrera surgió una serie de imponderables que hizo que no se ganara con la facilidad imaginada. Al amanecer un problema inesperado se cruzó en el camino de la victoria: una fuga en el depósito del combustible. Había un riesgo enorme de no tener suficiente carburante para acabar el número de vueltas obligatorias por reglamento entre dos reavituallamientos. Sommer buscaba una solución y Nuvolari, completamente “desmelenado”, se lanzaba a batir vuelta rápida tras vuelta rápida. ¿Qué iban a hacer?

Mientras todos los que estaban en el box de Alfa asistían en silencio a esta tragedia deportiva que debía abocar al abandono al equipo de cabeza, Raymond Sommer llamó a dos amigos y les dijo al oído: “Reunid toda la goma de mascar que encontréis en Le Mans”… Los dos camaradas partieron rápidamente y volvieron poco después, agotados, pero satisfechos por el deber cumplido, con una gran cantidad de paquetes... del chicle que tanto gustaba a los norteamericanos.




Cuando Nuvolari dejó el coche en manos de Sommer, éste llevaba los bolsillos llenos de paquetes de chicle. Esta golosina le sirvió para taponar la fisura del depósito y el resto de la carrera tanto uno como otro se la tiraron masticando este dulce providencial. Según el reglamento de las 24 Horas de Le Mans, todas las reparaciones deben hacerse con el material que se encuentre a bordo del automóvil y los comisarios no pudieron más que aplaudir la ocurrencia del piloto francés.

Una vez Nuvolari cruzó la meta, se bebió de un trago medio litro de agua pues los dientes todavía le rechinaban. Y Sommer declaró que debía un reconocimiento eterno al preciado producto que les permitió no solamente obtener la victoria que se habían merecido sino también haber recorrido la mayor distancia en el palmarés de todos los Grandes Premios de Resistencia.


Moraleja: se confirma que no es suficiente llevar a las 24 Horas de Le Mans un equipamiento completo de herramientas y piezas de recambio; también es importante no olvidar un paquete de chicles, un parche esencial para depósitos frágiles.

Roger Labric
BNF/Gallica/L’Aero
Info: les24heures.fr

Fotos: Alfa Romeo 8C de MMK Serie “Capot Moteur Ouvrant” (Colección Mulsanne Stone)

sábado, 21 de junio de 2014

Maserati 100: A Century Of Pure Italien Luxury Sports Cars

Una exposición única basada en el centenario de Maserati fue abierta el pasado 19 de junio en el Museo Enzo Ferrari de Módena. Traza la historia de la marca del tridente a través de una treintena de modelos emblemáticos nacidos en los talleres de Bolonia.


Inaugurada en presencia de Harald Wester (CEO de Maserati), Luca di Montezemolo (Presidente de Ferrari) y de Carlo y Alfieri Maserati (hijos de Ettore y de Ernesto Maserati), esta exposición ha sido dividida en dos temáticas dedicadas a la competición, con modelos de los años 20 a 50 y con coches de calle.

Treinta vehículos hicieron su aparición en el Museo Enzo Ferrari de los que una veintena de ellos estarán expuestos permanentemente, siguiendo un principio de rotación que permitirá a algunos modelos aparecer, a final de año, en otras manifestaciones organizadas para festejar el centenario de la marca italiana.


Entre esos automóviles encontramos el Tipo 26 (el primer Maserati), el V4 Sport Zagato (poseedor del record de velocidad en 1929), el Tipo 60 Birdcage, el Maserati 250 F (pilotado en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de 1954 por Juan Manuel Fangio) e incluso el A6 1500 de 1947 (carrozado por Pinin Farina) y el 3500 GT de 1957.

Esta exposición cerrará sus puertas en enero de 2015.

Info: motorlegend.com
Fotos: Maserati Birdcage Tipo 60 de Top Slot (Colección Mulsanne Stone)

lunes, 28 de abril de 2014

PORSCHE 911: generaciones 3ª y 4ª. Parte 3 de 5.

En las dos primeras partes de esta extensa entrada dedicada al 50 aniversario del nacimiento del primer Porsche 911, hemos descrito los modelos (y sus versiones) pertenecientes a las dos primeras generaciones producidas por la fábrica alemana. También en la segunda parte relatamos la extensa singladura deportiva de los invencibles Porsche 935, derivados de los 934 que también se estrenaron en las carreras. Ahora toca afrontar las dos siguientes evoluciones que ha sufrido este icónico turismo alemán, desde finales de los años 80 hasta finales de los 90: 3ª y 4ª generación. Y esta vez también adornaremos el texto con fotografías ilustrativas de miniaturas de slot a escala 1/32 que tienen la particularidad de ser decoraciones réplicas de las 24 Horas de Le Mans.


 3ª GENERACIÓN: 964

1988-1994: Porsche 911 (964)
La producción del 964 no llegó hasta finales de 1988, pero la planificación de este modelo se inició en 1984. Efectivamente, ese año un Porsche con tracción permanente a las cuatro ruedas logró superar con éxito el Rally París-Dakar, toda una prueba de fuego, y en fábrica quedaron totalmente convencidos de su idoneidad en los vehículos de serie. Cuando leemos en el capó trasero de un Porsche la denominación Carrera 4, el número se refiere a que ese turismo en concreto lleva tracción integral.

El cambio más importante respecto al Carrera 3.2 lo encontramos en el motor, al que se le incrementó la cilindrada hasta los 3600 c.c. pasando a desarrollar 250 cv. Se solucionó la necesidad de controlar el mayor apoyo en el tren trasero optando por un alerón móvil, escamoteable bajo la luneta trasera, que se levantaba cuando el coche alcanzaba los 80 km/h y volvía a su posición inicial cuando se descendía a 10 km/h.

En otoño de 1989 se adaptó la tracción integral al Carrera 2 y como extra la caja de cambios tipo Tiptronic que permitía al conductor, simplemente apretando un botón selector, cambiar del sistema de transmisión automático al manual. En octubre de 1990 se presentó el Carrera RS: 180 kg menos y 10 cv más. Dos años después vio la luz la versión Turbo 2 que alcanzaba los 380 cv. En otoño de 1992 la última versión equipada con bloque atmosférico ya rendía 20 cv menos que el Turbo.


4ª GENERACIÓN: 993

1993-1998: Porsche 911 (993)

Presentado en otoño de 1993 en el Salón del Automóvil de Frankfurt, el 993 fue el resultado de 4 años de trabajo y de una inversión que superó los 400 millones de marcos. La silueta se reformó a fondo: la delantera se diseñó más suave e inclinada con unos faros más aerodinámicos integrados armoniosamente y la zaga se concibió algo más ancha y redondeada.

Bajo la carrocería encontramos un innovador tren trasero denominado Multilink que conseguía domesticar el hasta entonces nerviosismo del 911. Al motor de 3600 c.c. de seis cilindros refrigerados por aire se le hicieron unos pequeños ajustes a nivel de cigüeñales y válvulas, dando como resultado una potencia de 272 cv. En el modelo de 1995 ya se obtuvieron 13 cv más.

En 1994 vieron la luz la versión descapotable y el Carrera 4. En el Salón del Automóvil de Amsterdam de ese mismo año se exhibía el flamante Carrera RS que desarrollaba 300 cv gracias al aumento de la cilindrada hasta los 3746 c.c. y a la adopción de la distribución VarioCam. En 1995 se presentó el Carrera 4S con tracción integral y llantas de 18 pulgadas y la versión Turbo con una trasera menos voluminosa. El Carrera S con el propulsor convencional apareció en 1996.

Pero la variante más espectacular de esta generación se llevó a cabo en 1995 con el modelo GT2, llevando la versión del 993 Turbo al extremo. Destinado básicamente para la competición, contaba con un alerón trasero de grandes dimensiones, llantas más anchas y aletas sobredimensionadas para soportar los 430 cv que desarrollaba inicialmente, 450 cv en las últimas unidades.

Ejemplos de estos turismos de carreras los encontramos en las 24 Horas de Le Mans. En la edición de 1996, el Porsche 911 GT2 inscrito con el dorsal #79 por la escudería Roock Racing (ver foto 1) logró sacar un excelente rendimiento en la prueba. Pilotado por Guy Martionelle, Ralf Kelleners y Bruno Eichmann, este 911 pintado de un intenso color rojo acabó el 12º de la general y 1º de la clase LM GT2, completando 317 vueltas al bello circuito de La Sarthe.

Porsche 911 GT2 12th 1st GT2 Le Mans 1996 #79
RTR de Proslot

En la siguiente edición celebrada en 1997, una de las escuderías habituales en Le Mans, Chéreau Sports, inscribió este precioso GT2 en la carrera de resistencia gala (ver foto 2). Una rotura en la caja de cambios impidió que el coche de los franceses Jean-Luc Chéreau, Jean Pierre Jarier y Jack Leconte finalizara la prueba. El abandono del Porsche que lucía el dorsal #77 se produjo tras 77 vueltas.

Porsche 911 GT2 Ab Le Mans 1997 #77
RTR de Proslot

De los múltiples 911 GT2 inscritos en las 24 Horas de Le Mans, mostramos otros dos ejemplos participantes en la edición de 1998 (ver fotos 3 y 4). El del dorsal #60, inscrito por Larbre Compétition, sufrió unos daños tan considerables en la transmisión que le impidieron terminar la carrera. Los suizos de Haberthur Racing inscribieron un 911 espectacularmente decorado que obtuvo una meritoria 6ª plaza en la categoría GT2 en manos de los pilotos franceses Eric Graham, Hervé Poulain y Jean-Luc Maury-Laribiére.

Porsche 911 GT2 Ab Le Mans 1998 #60
RTR de Proslot

Porsche 911 GT2 20th 6th GT2 Le Mans 1998 #68
RTR de Proslot

Ese mismo año, la escudería Roock Racing Motorsport inscribió este bello 911 sponsorizado por Navision (ver foto 5). Saliendo desde la 35ª posición en parrilla, fueron escalando puestos hasta obtener el 17º de la general que representaba el tercer escalón del podium de la categoría GT2. Los pilotos: Claudia Hürtgen, Michel Ligonnet y Robert Nearn.

Porsche 911 GT2 17th 3rd GT2 Le Mans 1998 #64
Kit en resina de Top Slot pintado por Enric Roca

Próximas entregas:

Porsche 911: generaciones 5ª, 6ª y 7ª. Parte 4 de 5.
Porsche 911 GT1: antología de la versión más impresionante del 911. Parte 5 de 5.