24 Horas de Le Mans de 1968.
Esta edición de Le Mans trae un montón de novedades. En efecto, por primera vez en su historia, el evento tiene lugar en septiembre. Los "sucesos de mayo" han logrado alterar la tradición. El trazado también ha sido modificado con la construcción de la "chicane Ford" en la entrada a la recta principal. En este contexto, es en Le Mans donde Porsche y Ford se juegan el título mundial.
Asustados por la media de récords registrados en la edición de 1967, el CSI decidió fijar en 3.000 c.c. la cilindrada de los prototipos y en 5.000 c.c. la de los coches de Sport (con producción de 50 ejemplares). Ford retira sus 7 litros, vuelve Chaparral a la Canam y los soberbios Ferrari P3/P4 son condenados al museo. Enzo Ferrari se enfada y comienza un “malhumorado año sabático”.
Porsche, que ha presionado para que se tomaran estas medidas, pasa a ser el favorito de la temporada con sus 907 bastante rodados, mientras que Matra, Alpine y Alfa Romeo parecen un poco más débiles. Sin embargo, el hermoso escenario preparado por Porsche se paralizará. John Wyer lanza a la batalla los eficientes Ford GT40, magníficamente preparados y mucho más resistentes con sus motores V8 llevados hasta los 4.9 litros.
Si Porsche triunfa en Daytona, Sebring, Targa Florio, Nürburgring y Austria, Ford da la réplica en Brands Hatch, Monza, Spa y Watkins Glen. En la víspera de las 24 Horas de Le Mans, están las cartas sobre la mesa. Los Porsche son los oficiales de la marca, pero el nuevo 908 de 3 litros se ha revelado más complejo de lo previsto para ponerlo a punto y además nunca ha sido probado sobre 24 horas.
A las 15 horas, bajo un cielo amenazante y una pista muy mojada, los 54 coches se lanzan cuando Giovanni Agnelli, el presidente de Fiat, da el banderazo tricolor.
Los cuatro Porsche 908 toman la cabeza por delante del Alpine A220 de Mauro Bianchi, el Ford GT40 de Mairesse, el Alfa Romeo Type 33 de Vaccarella y el Matra de Servoz-Gavin, mientras que los GT40 de “John Wyer" se encuentran atrapados en el pelotón. En la primera vuelta, Willy Mairesse se va fuera de la pista en Les Hunaudières a causa de una puerta entreabierta. El GT40 amarillo queda destruido y el piloto belga, que no se ha abrochado su arnés, resulta gravemente herido.
En una pista que se va secando, los Porsche 908 que han salido con neumáticos "de seco" o mixtos aceleran el ritmo, mientras que dos de los Ford GT40 pierden un poco más de tiempo al cambiar sus neumáticos “de lluvia" y el tercer coche de Muir se encalla en Mulsanne, en un banco de arena. En estos momentos, los cuatro 908 ya tienen una vuelta de ventaja sobre sus rivales, mandados por el Alpine de Jabouille. El “festival Porsche” durará tres horas...
Siffert, que manda la carrera, es el primero en abandonar por una rotura de la transmisión, mientras que Stommelen pierde mucho tiempo con problemas de embrague. El relevo está garantizado por los 908 de Mitter y Buzzetta, pero los dos 908 sufren problemas de alternador cuando cae la noche y comienzan a pararse en boxes...
A las 22 horas, los dos GT40 de Bianchi y Hawkins, muy regulares, toman el mando delante de los dos 908 y del Matra, retrasado debido a problemas con el limpiaparabrisas, al inicio de la carrera. Después de la medianoche, la lluvia se intensifica. Los 908 de Mitter/Elford y Buzzetta/Patrick finalmente abandonan, igual que el GT40 de Hawkins/Hobbs; los Alpine van a la deriva junto al único 908, el de Stommelen/Neerspach que navega a 7 vueltas detrás de los cuatro Alfa 33 oficiales, increíblemente regulares.
Sólidos líderes, Bianchi/Rodríguez llevan tres vueltas de ventaja sobre el Matra, que ha realizado una remontada fantástica, pero por desgracia, una avería de los mencionados limpiaparabrisas pone en peligro sus posibilidades.
Bajo el diluvio, Servoz-Gavin decide conducir el Matra a boxes y se niega a continuar en esas condiciones. Pescarolo releva a su compañero. Tras una vuelta de reconocimiento, fuerza el ritmo, acumulando las paradas y manteniendo la cadencia de relevos.
A pesar de ir en el grupo de cabeza, un agotado Pescarolo no puede impedir que el impresionante Alfa 33 de Giunti/Galli le robe el segundo puesto a las cinco de la mañana. Al amanecer, la lluvia finalmente baja en intensidad y Servoz-Gavin vuelve a coger el volante, se pone a rueda del Alfa y lo adelanta en la recta de tribunas. Los espectadores que han seguido la epopeya de Matra a través de la radio son numerosos en el circuito y cada pasada del coche azul propicia una fuerte ovación. Este es el comienzo de una fabulosa historia de amor entre el público y Matra.
Durante la mañana, se congelan las posiciones. De repente, a las 11:40 una columna de humo se eleva desde Tertre Rouge. El Alpine de Mauro Bianchi (que es el hermano del líder) situado entonces en 6ª posición, golpeó la acera y de inmediato se incendió. El piloto sufrió graves quemaduras, pero su vida no corre peligro. Poco después, al Matra le estalla un neumático (quizás debido a un trozo del Alpine accidentado). Entra en boxes y vuelve a salir. A las 12:20, un neumático trasero del Matra estalla en Les Hunaudières, causando un brote de incendio. Los héroes de Le Mans se ven obligados a abandonar.
A la cabeza, con 7 vueltas de ventaja, Rodríguez y Bianchi continúan sus relevos sin preocupaciones y pasan la línea de meta como vencedores delante del Porsche 907 de Spoerry/ Steinemann y el 908 de Stommelen/Neerspach, venidos de atrás y que han acabado por avanzar al valiente Alfa 33 de Giunti/Galli.
En 24 horas, Porsche lo ha perdido todo: la carrera y el título mundial, así como sus ilusiones en la “fórmula prototipo” que tanto ha deseado. En Ford, por su parte, se felicitan por su tercer éxito en Le Mans y por conseguir una nueva corona mundial, en el que todo el mérito es para John Wyer. En 1965 fue el único en creer hasta el final en el GT40 y su tenacidad no le valió lo suficiente, al ser rechazado del programa oficial Ford. Hoy en día, es la más hermosa de las venganzas…
La miniatura.
El cochecito representa el Matra MS 630 pilotado por los franceses Johnnie Servoz-Gavin y Henri Pescarolo en las 24 Horas de Le Mans de 1968, abandonando por accidente. Es una preciosa reproducción a escala 1/32 de Le Mans Miniatures, la ref. LMM-132003. Es sencillamente impresionante; su perfección nos deja sin aliento y sin palabras.
Matra MS 630, 19th Ac Le Mans 1968 #24 (Colección Mulsanne Stone).
Fotografía de la miniatura: Juanjo Castellanos (Mikius).
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